¡Pensar que el domingo a la mañana parto para Bariloche!
Era una época muy dura en la nublada Inglaterra. Mamá, gracias al cielo, había podido falsificar nuestras identidades. Le habíamos fallado a nuestra religión, pero seguíamos con vida. Mi nuevo nombre era Annie Lobers,de religión católica y descendencia alemana por parte de mi madre.También nos habíamos desligado de papá, que seguramente se encontraba peleando con todo su valor en los campos de batalla.
Era 1940, y habíamos conseguido trabajar en el centro de Londres, como vendedoras ambulantes. Mamá, mi hermana y yo, eramos conscientes de lo afortunadas que éramos. Podríamos haber terminado en un campo de concentración, ya que éramos judías. Mas allá de eso, el día a día no era fácil. Debíamos trabajar duramente todo el día para poder comer bien, y vivir medianamente bien. Y muchas veces sufríamos a causa de los soldados alemanes, que nos trataban con desdén en algunas ocasiones. Mamá y Sophie eran más sumisas, pero yo tenía una furia incontrolable dentro mío hacia aquéllos seres, quienes invadían nuestras tierras y además nos trataban como animales.
Era una mañana bastante fría, pero a comparación de los grados bajo cero que venían haciendo durante esa semana, fue un respiro ver el sol. Estaba llegando a la tienda con las cajas de mercadería, cuando en un descuido, choqué contra una masa compacta. Caí al suelo junto con todas mis cajas, pero rápidamente,lo que yo creí que había sido una masa, me ayudó a levantar mis cosas. Al levantar la vista para pedir disculpas, me callé al instante al ver un par de ojos azules y una cabellera rubia cortada al ras. Bajé un poco el rostro y vi una esbástica bordada al uniforme. Me sonrió burlonamente.
- Debería tener más cuidado, hermosa dama - me dijo con un acentro marcadamente alemán. No le contesté, tomémis cajas y seguí mi camino. - Aguarde, por favor - me tomó suavemente del hombro. Sentí que la piel se me quemaba. Me di vuelta para decirle a aquél sujeto que dejara de molestarme, pero si intensa mirada me paralizó -. Sepa disculpar mi torpeza.
- E..está bien -balbuceé como pude. El muy estúpido rio, creyéndose que le tenía miedo.
- No acostumbro a ver mujeres tan bonitas por esta zona. ¿No le gustaría que nos conociéramos un poco más? -. "¡Por supuesto que no, imbécil, asesino!"
- Cla..claro.
- La recogeré a las siete de la tarde, en ésta tienda. Por cierto, mi nombre es Friederich.
Fui una estúpida, pero aquélla tarde volví. Me estaba esperando con ese excitante uniforme. ¿Quién sabe cuantas muertes había causado ese hermoso joven? Y sin embargo, me hervía la sangre cada vez que lo veía. Cenamos en un restaurant lleno de soldados alemanes, que saludaban a mi acompañante con aire de inferioridad. Mis dudas se despejaron al enterarme que era un oficial de rango muy superior.
Una vez terminada la comida, bajamos a la playa del río. Adoraba ese paisaje. Habíamos podido llegar a través del patio trasero de una abadía, todo gracias a Friederich. Durante la cena había conocido a su verdadero yo, y no al oficial Franz. Nos recostamos en la playa, mirando las hermosas estrellas.
- Ha sido agradable esta noche para mí, Annie.Y ha sido excelente ayuda para mi inglés en progreso -. Reí suavemente, pero pronto mi sonido se apagó al sentir un par de labios sobre los míos, y un cuerpo caliente sobre mi pecho. El sólo hecho de el leve e inoscente roce de labios, me encendió la piel y me hirvió la sangre.Casi podía sentirla ebullición en mis venas. Su lengua comenzó a ser mas intensa y sus manos más insistentes. Me criaron creyendo en que una dama debía decir que no, aunque ardiera de deseos. Pero mi cuerpo sólo respondió a mis instintos esa noche. Y nunca me arrepentí, ni me arrepentiría en un futuro.
Pasaron dos meses, con encuentros casi diarios.
- Me marcho la semana que viene, An. Debo ir a Polonia, a uno de los campos de concentración. Pero volveré por ti, lo prometo -. Y aquel alemán se fue de mi vida, a torturar, seguramente, a más personas. Y a pesar de todo yo lo amaba.
Fue la experiencia más fuerte demi vida,y estaba segura que volvería por mí y nos casaríamos cuando la guerra hubiese terminado.A él no le importaría mi verdadero origen, lo sabía. Y yo podría perdonarle todos los crímenes que hubiese cometido. Pasé tres largos meses, esperándolo con impaciencia y me latía fuerte el corazón cada vez que sentía que alguien llamaba a la puerta de casa. A mamáno le había gustado que estuviese saliendo por tanto tiempo con un soldado alemán, pero al ver el amor en mis ojos, lo aceptó sin pretextos.
Luego de dos años, la guerra no había acabado, y mi amor por Friederich tampoco. Mamá me había buscado infinidad de pretendientes, pero yo lo seguía esperando. El nunca regresó.
Luego de veinte años,conseguí nuevo marido. Tuvimos tres hijos, y nos sentíamos afortunados de haber podido salir adelante luego de la guerra, con una gigantesca franquicia de comida.
Era una mañana soleada en Londres, poco fría y habitual. Llevaba cajas de mercadería al nuevo local que acababamos de inaugurar, cuando choqué con una masa compacta. Todoas mis casas cayeron al suelo, pero mis ojos se quedaron congelados en aquélla mirada azul. Ahora había más arrugas a su alrededor, pero la hermosura seguía intacta.
- Vine por ti, Bianca -. Me sorprendió que me llamara por mi verdadero nombre. Me besó suavemente. Fue sorprendente como todavía era capaz de encender mi piel,mi sangre -. Tal vez habría sido más fácil encontrarte si no me hubieras escondido tu verdadera identidad. Me sonrió. Mis hijos y mi marido podrían esperar,pero allí estaba mi verdadero amor. Y había venido por mi.
Hoy fui a inscribirme a la facultad, y GUAU que acá la Universidad es de verdad como en las películas. ¡Hasta el símbolo de mi Facultad es una letra griega, como las hermandades! Tengo muchas ganas de empezar.
This is our decision, to live fast and die young. We’ve got the vision, now let’s have some fun. Yeah, it’s overwhelming, but what else can we do. Get jobs in offices, and wake up for the morning commute. Forget about our mothers and our friends We’re fated to pretend To pretend We’re fated to pretend To pretend
Era un verano muy denso y húmedo en San Francisco, en el año 1965. El movimiento Flower Power estaba en su apogeo, y me pasaba los días con mis amigos, probando cosas nuevas, yendo a festivales de música psicodélica, conociendo hermosas muchachitas, y por sobre todo, viviendo el momento de mi vida.
El alcohol había nublado bastante la vista de Brittany, y su andar era divertido. La gente la saludaba, y se reía con ella. Todos estaban ebrios. Y ella era la estrella. Freddie, el manager de la banda, les había prometido que las lanzaría a la fama con aquella super fiesta. Y ahora todo se basaba alrededor de ella y su banda. Habían causado furor con el recital, había cantado mejor que nunca. Y ahora, además de tener a todos sus amigos, estaba el chico de sus sueños, quien parecía bastante interesado en ella. No le importaba si era por su incipiente fama, o un deseo genuino. Ella tendría lo que quisiera, no le importaba a causa de qué.
Abrí los ojos y me invadió un terrible dolor de cabeza. La habitación estaba demasiado iluminada. Los ojos se me irritaron. Mi mente se llenó de recuerdos difusos, pero divertidos. Había sido una noche excepcional. Me di vuelta y vi una musculosa espalda junto a mí. Tuve que esperar unos minutos hasta que mis neuronas hicieran sinapsis y recordara con quién había dormido. También me costó reconocer la habitación. Luego, al ver el cabello rubio, lo recordé. Michael. Un joven que conocía desde hacía tiempo, y teníamos una especie de amorío casual y superficial. Nunca dormía con completos desconocidos, lo tendría que haber visto más de una vez. Me volví a acostar, derrotada, esperando que viniera el golpe. Siempre que me despertaba con un extraño, siempre después de noches así, por la mañana se me desgarraba el corazón recordando lo hermoso que era dormir con él. Ningún cuerpo se amoldaba tan bien al mío como el suyo, y su aliento matutino era lo más agradable que nunca había sentido. Sus besos me despertaban, y al abrir mis ojos tenía su sonrisa, su mirada y su pecho desnudo cerca mío. Y era en esos momentos cuando el golpe me asestaba en el corazón y me destrozaba el cuerpo en un inmenso dolor, sintiendo la impotencia de que tal vez nunca encontraría a alguien como él. Se me había llevado la vida. En su momento yo había creído que él había nacido para mí, que todo él era la pieza de rompecabezas que me completaba. Tocar su piel era sentir electricidad y química. Pero me había dejado, por que no me amaba más.
Adoraría poder escribir algo más productivo y elaborado, pero ustedes saben que hay una institución que se llama escuela, que cuando llegás a fin de año te pide que realices una serie de exámenes para medir tu conocimiento, en los cuales si sacas menos de 6 tendrías que volver a demostrar tus conocimientos días más tarde. Cómo yo soy inteligente, quiero demostrar todos mis conocimientos acerca de Antropología y Sociología solo una vez más en mi vida, así que estoy obligada a recordar (?) todos los conocimientos que adquirí durante el año para lograr un 6 (8 en el caso de Antropología ya que por problemas del corazón, el profe me tiene entre ceja y ceja) Es por eso que no puedo seguir escribiendo mis aventuras y navegar por el cibermundo, ya que tengo que conocer lo que es la alteridad, un término completamente nuevo para mí. Y resulta ser que son las 20:20 para ser exactos (alguien está pensando en mí) y creo que me faltan más de siete apuntes por leer (leer no significa recordar) y es en estos momentos en los que me pregunto si mis profesores creen que soy una especie de super robot superdotado con absorción de conocimientos mediante ósmosis.
Calipso Adventures Cap. 1
Me encontraba encerrada en el calabozo más oscuro, pequeño y malholiente de todo el Gran Palacio. Y ahora que sabía mi presente, podía volver atrás y comprender mi pasado, tan confuso en su momento. Además, atrapada y vulnerable, no podía hacer otra cosa más que dormir y pensar.
Tuve una infancia de lo más feliz, junto a mi madre, Leona. Mi padre se llamaba Sirius Black y estaba encerrado en Azkaban, por un crimen que según mamá, el nunca había cometido. Más allá de todo, por más que mi crianza fue feliz y atenta, mi vida estuvo marcada por un pequeño detalle: era de identidad oculta. No recuerdo mucho a Sirius Black, y esa etapa de mi vida ya que tenía tan sólo 2 años de edad. Pero mis recuerdos más recientes acusan a mi madre de ocultarme de la vida, de sus amigos, de su familia. Y era por eso que estaba segura que mi nombre real no era Calipso, y mucho menos de apellido Black. Tenía serias dudas acerca de mi verdadera familia, aunque decidí guardarlo en un rincón muy alejado de mi mente, prefieriendo vivir en la mentira a saber la seguramente oscura verdad.
Más allá de todo, a la edad de once años, inevitablemente llegó una carta proveniente de la escuela Hogwarts de Magia&Hechicería. Como Leona se opuso fervientemente a que concurra, se me ocurrió la brillante idea de que, para poder asisitir, mi madre hiciera en mi un hechizo mutador. Fue por esa ridícula manía de ocultarme, que asistí a mi primer día de escuela con mi oscuro cabello de color maíz y mis ojos azules, vueltos verdes.
Era callada y tranquila, y me limitaba a la frase: Hola, soy Calipso Black. Por supuesto, nadie sospechaba que Black venía del asesino múltiple que se encontraba en Azkaban. Por más que trató de ocultarlo, mamá se decepcionó al saber que el sombrero me había colocado en Slytherin. No me gustaba mucho como mis compañeros trataban a los demás, pero más allá de eso, no me imaginaba estando en otro lugar que no fuese el hogar de los verde y plata. Me sentía como en casa, por más que pensaba diferente. Había ciertos muchachos, entre ellos Draco Malfoy, que me trataban con cierta distinción y respeto, y hasta me atreví a sospechar que había un pequeño temor oculto en ellos.
Pronto, salieron a la luz mis excelentes notas y mi impecable desempeño en las diferentes asignaturas. Leona estaba sorprendida, pero al parecer alegre, de que para las vacaciones de Navidad no hubiera hecho ningún amigo.
Y fue hasta el final de curso que mantuve esto, limitándome a tener solamente compañeros de escuela. Pero, sin que nadie lo note, comencé a desarrollar una simpática atracción hacia un muchacho de Gryffindor que parecía ser un héroe. Había derrotado al mago más oscuro de todos los tiempos, y ese mismo año, rescatado la Piedra Filosofal de sus garras. Pero... ¿qué podría hacer una cara X con el Niño que Sobrevivió?
Calipso
Y así transcurrió la mañana. Había olvidado mi resignación a no aprobar matemática nunca, y ya era parte de mi vida. Entre risas, charlas y elogios, sucedió lo que sucedía todos los días. Al ser viernes, esa noche saldríamos a bailar. Estaba volviéndose costumbre desde que me dejó. Emborracharme, y compartir mi tiempo con desconocidos, me adormecía el corazón. En esos momentos, no podía entristecerme ni extrañarlo, solo vivía en un extraño sopor lleno de placeres y diversión. Ya me había acostumbrado a levantarme al otro día con el corazón apretujado y el pecho a punto de explotar por la opresión. Mi vida era una sarta de causas y consecuencias. Para olvidar, me emborrachaba y dormía con desconocidos, y luego al otro día me daba cuenta que todo era falso. Consecuencia.
El frío me cansaba, pero me gustaba bastante. Más cuando nevaba. Ver todo cubierto de blanco me hacía recordar a la casa de campo, que estaba plagada de esas flores blancas que me gustan tanto. Resignada a un destino cruel, a sabiendas de que podía cambiarlo, pero sin querer hacerlo, caminé las diez cuadras hasta llegar a mi peor pesadilla: el examen de matemática.
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- Aprendiz de Bruja
- Neo-Boheme. Heartbroken poetry soul Scientific name: Slut, biatch, FRIEND. Temporary Anesthesia: Alcohol, Party&Sex (not w a totally unknown) Cure: A new Love (hard to find) Adictions: Sex, Party Talents: Fashion, Music, Sports, Parties Deffects: Scared of Love, unfaithful, bad, mad Hate: Maths, Physics, Bugs, Boring saturday nights Love: Books, Music, Boys Catch Phrases: "I get what I want" or "YES!!" Secret: Heartbreak and deep sadness
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