Adoraría poder escribir algo más productivo y elaborado, pero ustedes saben que hay una institución que se llama escuela, que cuando llegás a fin de año te pide que realices una serie de exámenes para medir tu conocimiento, en los cuales si sacas menos de 6 tendrías que volver a demostrar tus conocimientos días más tarde. Cómo yo soy inteligente, quiero demostrar todos mis conocimientos acerca de Antropología y Sociología solo una vez más en mi vida, así que estoy obligada a recordar (?) todos los conocimientos que adquirí durante el año para lograr un 6 (8 en el caso de Antropología ya que por problemas del corazón, el profe me tiene entre ceja y ceja) Es por eso que no puedo seguir escribiendo mis aventuras y navegar por el cibermundo, ya que tengo que conocer lo que es la alteridad, un término completamente nuevo para mí. Y resulta ser que son las 20:20 para ser exactos (alguien está pensando en mí) y creo que me faltan más de siete apuntes por leer (leer no significa recordar) y es en estos momentos en los que me pregunto si mis profesores creen que soy una especie de super robot superdotado con absorción de conocimientos mediante ósmosis.
Calipso Adventures Cap. 1
Me encontraba encerrada en el calabozo más oscuro, pequeño y malholiente de todo el Gran Palacio. Y ahora que sabía mi presente, podía volver atrás y comprender mi pasado, tan confuso en su momento. Además, atrapada y vulnerable, no podía hacer otra cosa más que dormir y pensar.
Tuve una infancia de lo más feliz, junto a mi madre, Leona. Mi padre se llamaba Sirius Black y estaba encerrado en Azkaban, por un crimen que según mamá, el nunca había cometido. Más allá de todo, por más que mi crianza fue feliz y atenta, mi vida estuvo marcada por un pequeño detalle: era de identidad oculta. No recuerdo mucho a Sirius Black, y esa etapa de mi vida ya que tenía tan sólo 2 años de edad. Pero mis recuerdos más recientes acusan a mi madre de ocultarme de la vida, de sus amigos, de su familia. Y era por eso que estaba segura que mi nombre real no era Calipso, y mucho menos de apellido Black. Tenía serias dudas acerca de mi verdadera familia, aunque decidí guardarlo en un rincón muy alejado de mi mente, prefieriendo vivir en la mentira a saber la seguramente oscura verdad.
Más allá de todo, a la edad de once años, inevitablemente llegó una carta proveniente de la escuela Hogwarts de Magia&Hechicería. Como Leona se opuso fervientemente a que concurra, se me ocurrió la brillante idea de que, para poder asisitir, mi madre hiciera en mi un hechizo mutador. Fue por esa ridícula manía de ocultarme, que asistí a mi primer día de escuela con mi oscuro cabello de color maíz y mis ojos azules, vueltos verdes.
Era callada y tranquila, y me limitaba a la frase: Hola, soy Calipso Black. Por supuesto, nadie sospechaba que Black venía del asesino múltiple que se encontraba en Azkaban. Por más que trató de ocultarlo, mamá se decepcionó al saber que el sombrero me había colocado en Slytherin. No me gustaba mucho como mis compañeros trataban a los demás, pero más allá de eso, no me imaginaba estando en otro lugar que no fuese el hogar de los verde y plata. Me sentía como en casa, por más que pensaba diferente. Había ciertos muchachos, entre ellos Draco Malfoy, que me trataban con cierta distinción y respeto, y hasta me atreví a sospechar que había un pequeño temor oculto en ellos.
Pronto, salieron a la luz mis excelentes notas y mi impecable desempeño en las diferentes asignaturas. Leona estaba sorprendida, pero al parecer alegre, de que para las vacaciones de Navidad no hubiera hecho ningún amigo.
Y fue hasta el final de curso que mantuve esto, limitándome a tener solamente compañeros de escuela. Pero, sin que nadie lo note, comencé a desarrollar una simpática atracción hacia un muchacho de Gryffindor que parecía ser un héroe. Había derrotado al mago más oscuro de todos los tiempos, y ese mismo año, rescatado la Piedra Filosofal de sus garras. Pero... ¿qué podría hacer una cara X con el Niño que Sobrevivió?
Calipso
Y así transcurrió la mañana. Había olvidado mi resignación a no aprobar matemática nunca, y ya era parte de mi vida. Entre risas, charlas y elogios, sucedió lo que sucedía todos los días. Al ser viernes, esa noche saldríamos a bailar. Estaba volviéndose costumbre desde que me dejó. Emborracharme, y compartir mi tiempo con desconocidos, me adormecía el corazón. En esos momentos, no podía entristecerme ni extrañarlo, solo vivía en un extraño sopor lleno de placeres y diversión. Ya me había acostumbrado a levantarme al otro día con el corazón apretujado y el pecho a punto de explotar por la opresión. Mi vida era una sarta de causas y consecuencias. Para olvidar, me emborrachaba y dormía con desconocidos, y luego al otro día me daba cuenta que todo era falso. Consecuencia.
El frío me cansaba, pero me gustaba bastante. Más cuando nevaba. Ver todo cubierto de blanco me hacía recordar a la casa de campo, que estaba plagada de esas flores blancas que me gustan tanto. Resignada a un destino cruel, a sabiendas de que podía cambiarlo, pero sin querer hacerlo, caminé las diez cuadras hasta llegar a mi peor pesadilla: el examen de matemática.
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- Aprendiz de Bruja
- Neo-Boheme. Heartbroken poetry soul Scientific name: Slut, biatch, FRIEND. Temporary Anesthesia: Alcohol, Party&Sex (not w a totally unknown) Cure: A new Love (hard to find) Adictions: Sex, Party Talents: Fashion, Music, Sports, Parties Deffects: Scared of Love, unfaithful, bad, mad Hate: Maths, Physics, Bugs, Boring saturday nights Love: Books, Music, Boys Catch Phrases: "I get what I want" or "YES!!" Secret: Heartbreak and deep sadness
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